No encuentro mejor manera de empezar nuestro blog.
Habeís pensado alguna vez viajar a Senegal en plan aventura.
El siguiente relato explica las sensaciones y las emociones vividas en un viaje de ese tipo.
Textos originales de nuestro buen amigo Arena, aventurero de espiritu y de hechos: BARCELONA- SENEGAL 2005 (por Arena)
1. La idea era Mauritania pero en verano el calor es desalentador, ¿porque no, un poco mas allá?. Dakar, destino con reminiscencias de rally, de aventura, nos parece un objetivo atractivo, sugerente. Llegar, un reto tentador. Senegal, empezamos a estudiar el país, pronto el Niokolo Koba capta nuestra atención, parque nacional con leones en libertad un aliciente añadido. Problemas, la cantidad de miles de Km. y solo disponemos de un máximo de 20 días de vacaciones. Soluciones, llevar o traer el coche en barco y nosotros hacer uno de los trayectos en avión. Costes altos si los comparamos con ir y venir en coche. Inconvenientes, el palizón de Km. y dejar de conocer Senegal y su parque nacional. Costes altos si los comparamos con viajar en avión ida y vuelta y alquilar el todo terreno allí. Inconvenientes, nos perdemos el objetivo principal, el trayecto BCN-Dakar, nos perdemos la esencia del viaje. Estamos decididos, este año nos lo podemos permitir y quizás no haya otra oportunidad para ir toda la familia al completo, nuestros hijos, tenemos 3, empiezan a ser mayores y ya quieren volar por su cuenta. La primera idea es mandar el coche en barco pero pronto nos dicen que es mejor hacerlo al revés, viajaremos hasta Dakar y allí contrataremos un contenedor en el que meteremos el coche, debidamente precintado, embarcará y lo recogeremos en Barcelona, si Murphi hace una excepción con nosotros que volveremos en avión. A finales de Junio compramos los billetes de vuelta para el día 25 de Agosto con escala en Milán. es lo único que llevamos atado desde BCN. El coche es un Discovery Td5 de preparación limitada a unos pocos cm. de altura extra al tener la suspensión levantada, ruedas 265 75R 16 de tacos, plancha protectora de las barras de dirección y como desahogo para el poco espacio que nos deja la zona del maletero, decidimos montar un cofre, ya que en Senegal estarán en la temporada de lluvias y esto evitará que se nos mojen las cosas que tengan que ir en la baca. Realmente no iremos muy sobrados de espacio, 5 personas con su equipaje, los recambios, amortiguadores de repuesto, cajas de herramientas, planchas, compresor de aire, 2 ruedas de recambio, jerry de gasoil, equipo de camping, agua, mucha agua etc. tendremos que poner sacos de dormir, esterillas y cosas de poco peso en el cofre. Todo esta preparado o nada según se mire. El viaje será en solitario las ultimas esperanzas de ir con otro coche del club de amigos del 4x4 se desvanecen. Entramos en contacto con Pere Tubau que también viajará a Dakar para esas fechas solo que él saldrá 2 o 3 días después, su misión es preparar una ruta por Mali. En alguna reunión preparatoria nos comenta algunos aspectos del viaje y nos previene de la frontera de Mauritania con Senegal en la ciudad de Rosso, solo nos dice que es difícil de explicar lo que allí ocurre y que hay que vivirlo. Nosotros entendemos perfectamente lo que quiere decir, no es el primer viaje por países del África negra y sabemos que hay sensaciones que solo se viven allí, pero que no por repetidas dejan de impactar. Hemos decidido salir el viernes 5 de Agosto y dormir en el pueblo de Encarna que esta pasado Almería el resto de las etapas las iremos adaptando un poco a como nos vaya interesando sin agobios por llegar a ninguna parte. Solo tenemos una cita obligada e inaplazable, la del día 25 en el aeropuerto de Dakar con el coche embarcado en un contenedor de la empresa Transitaría Mesina con destino a BCN. Faltan 2 días para partir y Murphi empieza a hacer de las suyas, no puedo creer lo que oigo en las noticias de la radio GOLPE DE ESTADO EN MAURITANIA. Un grupo numeroso de militares, incluyendo miembros de la Guardia Presidencial, han obtenido el control de diferentes puntos estratégicos de la capital del país en lo que es un golpe de Estado triunfante contra el gobierno del Presidente Maaouya Ould Sid'Ahmed Taya, mientras asistía a los funerales de estado en Arabia Saudita por la muerte del Rey Fahd, constituyendo un autodenominado Consejo Militar para la Justicia y la Democracia, nombrando al Jefe de la Policía Nacional, Ely Ould Mohamed Vall como nuevo presidente del país. La Unión Europea y Estados Unidos han condenado el golpe militar y ha pedido el restablecimiento de la constitución. La OUA ha expulsado a Mauritania provisionalmente de su seno. El presidente derrocado se encuentra en Níger de manera provisional. Estamos perplejos, las noticias que llegan son confusas, empezamos a valorar la idea de devolver los billetes de avión.
2. Hablo con la chica de la agencia de viajes y me dice que si anulamos nos van a descontar un 20% del importe del billete. No hay muchas opciones, por vueltas que le doy no veo salidas, estabamos tan concienciados con el viaje que no sabemos que hacer. Atravesar Mauritania con el reciente golpe de estado parece una locura. Hablo con Pere Tubau me dice que él tiene un compañero que esta moviéndose de Dakar hacia la frontera con Senegal y que mañana nos dirá si esta abierta. Mañana es un día antes de la salida prevista. Pensándolo bien nosotros aún tardaremos unos 6 días en estar en la frontera con Mauritania y durante todo ese tiempo aún pueden pasar muchas cosas. Encarna esta decidida a intentarlo, yo la apoyo de inmediato, y los niños no dicen que no. Si hay en el mundo alguna pareja de locos con 3 alocadas criaturas esos somos nosotros. El hombre de Tubau ha llegado a la frontera y dice que esta abierta, claro que es la de Mauritania con Senegal, de la de Marruecos no sabemos nada. Hablo con la de la agencia de viajes y consigo que, en caso de que lleguemos a Mauritania y no nos dejen pasar, me permita anular los billetes de avión por teléfono. Estamos decididos a intentarlo y si no hay suerte nos tendremos que volver por donde vinimos, pero habremos visitado el Sahara Occidental, quien no se consuela es porque no quiere. Pienso que será un autentico viaje, será ir con el convencimiento de que probablemente no llegaremos a ninguna parte, y eso nos hace afrontarlo con una tranquilidad que pocas veces, en otros viajes, habíamos saboreado, y que intuimos nos será en extremo necesaria cuando empiecen a complicarse las cosas. Son las 9 de la mañana y ya tenemos el coche cargado, en el interior del cofre que llevamos encima de la baca he decidido poner los sacos de dormir, esterillas, una mesa, 4 sillas (uno de nosotros se sentará en las cajas de plástico de la comida) y la tienda de camping automontable (llevamos otra en el interior del maletero). Unas fotos y de cabeza a la autopista. Llegamos a Jorairatar, el pueblo de Encarna, en la Alpujarra Granadina, sobre las 8 de la tarde, no ha habido problemas. Sus padres y su hermano nos están esperando para cenar y han preparado una barbacoa en el refrescante patio de la casa, después a la cama y ha recuperar el cansancio de las 11 h. de viaje. A la mañana siguiente no madrugamos, estamos convencidos de que la tranquilidad ha de ser el lema de este viaje, y después de almorzar cargamos el coche, luego sesión de fotos y cuando partimos en dirección a Algeciras son pasadas las 12 del medio día. Caravana en la carretera de la costa en toda la provincia de Málaga nos hace llegar a Algeciras sobre las 6 de la tarde. Mientras esperamos la salida del barco con destino a Tánger aprovechamos para comprar 8 garrafas de 5 litros de agua que distribuimos por el maletero. Siempre me ha dado mucho miedo quedarme tirado en el desierto sin agua suficiente. Se nos hace de noche en el estrecho, cuando desembarcamos en Tánger nos dirigimos hacia la autopista de la costa mientras vamos buscando un hotel que nos parezca adecuado a nuestros baremos de calidad y que se ajuste a nuestro presupuesto no demasiado holgado. Estoy decidido a llevar un control estricto de los gastos, no quiero que nos vuelva a pasar como hace años cuando en un viaje que hicimos a Uganda y Tanzania a mitad de viaje ya estábamos sin un duro y por lo tanto con un montón de problemas porque en África las tarjetas de crédito no valen para nada y los giros postales tardan como si los trajeran a pie. No lo consigo, una habitación amplia y limpia con cinco camas, en un hotel con piscina es lo único que esta disponible y nos cuesta 120 €, que con la cena se nos dispara a 151 €, por encima de nuestro presupuesto diario que es de 80 € para dormir y comer, ¡ empezamos bien!, esta noche no tenemos muchas opciones, es tarde y estamos cansados, pienso que mañana habrá que empezar a buscar hotel con tiempo suficiente para intentar encontrar alojamiento de una calidad aceptable a un precio asequible.
3. El cuentakilómetros marca 120 mientras que la PDA conectada vía blutooth con el GPS, marca 130 km./hora, pienso que esto es normal, debido a que las ruedas que llevamos son mas grandes que las de serie. La autopista nos permite hacer Km. rápidamente. Conduce Encarna y me entretengo en ir creando sobre la pantalla la ruta prevista para hoy. Pasaremos por Rabat cogeremos la variante de Casablanca para enlazar con la autopista de Marrakech y luego ya por carretera general dirección Agadir. Hemos decidido que a partir de hoy, a las 5 y media de la tarde, estemos donde estemos empezaremos a buscar hotel, no queremos que nos vuelva a pasar lo de ayer que eran las 11 de la noche y creíamos que además de transporte el coche nos iba a servir de refugio. La primera en la frente, acabamos de pasar Casablanca y me doy cuenta de que el punto que simboliza nuestro coche en la PDA se esta separando de la autopista de Marrakech, veo un letrero que me indica que estamos circulando hacia El Jadida, comprendo lo que ha pasado, pensando que no había mas autopista que la que va a Marrakech nos hemos pasado el desvío. No vamos a volver, pienso que será mejor continuar y buscar un itinerario alternativo. Rehago la ruta. Hemos pasado El Jadida, son las 2, paramos a comer al lado de la carretera bajo un enorme tilo. Subo a la baca, bajo sillas y mesa, la temperatura es alta pero en absoluto sofocante, aún estamos cerca de la costa y esto se nota. Comemos de lo que llevamos en las cajas, latas, embutidos y demás alimentos empaquetados, conservados, o liofilizados, todo un festín, de bebida agua embotellada fresca, que sacamos de la nevera eléctrica que llevamos conectada a la toma de mechero del maletero. 45 minutos después estamos de nuevo en ruta, el paisaje se vuelve cada vez más árido el termómetro exterior del coche llega a marcar los 41 grados durante unos minutos, me satisface comprobar que el aire acondicionado funciona de maravilla Son las cinco y media estamos a unos 190 Km. de Agadir no hay prisa pararemos a dormir en el próximo pueblo tal y como tenemos planeado así nos dará tiempo a ducharnos, descansar, y visitarlo antes de cenar. Un letrero nos indica que estamos entrando en Chichaoua un pueblecito bastante grande, enseguida vemos un complejo bastante turístico con autocares en la puerta, bajamos todos a preguntar, parece que hay ganas de estirar las piernas. La temperatura ronda los 38 grados, una especie de centro comercial en pequeño, un restaurante y una piscina es todo lo que hay, preguntamos al mâitre del restaurante si existe servicio de alojamiento y enseguida nos dice que no, pero que si vamos cansados y llevamos tienda de campaña podemos plantarla al lado de la piscina. La posibilidad de darnos un baño refrescante es tentador pero la perspectiva de dormir en la tienda no nos motiva demasiado, preguntamos si hay algún hotel o alojamiento en el pueblo, y nos dice que el hotel más próximo está en Agadir, de nuevo las cosas no quieren salir como las tenemos planeadas, pero bueno, sabemos que aquí es normal y como venimos bastante concienciados ha tomarnos las cosas según nos vayan viniendo, sin mucho vacilar decidimos continuar, sin perder la esperanza de que el jefe del restaurante haya exagerado en cuanto al escaso servicio hotelero de la zona. Llegamos a Agadir a las 9 de la noche, el condenado personaje tenia más razón que un profeta, realmente los alojamientos no abundan incluso en Agadir, pero por fin encontramos algo que no esta mal, justo en la carretera de salida hacia El Aioun. Tendremos que dormir en diferentes plantas pero nadie pone problemas no hay ganas de seguir dando vueltas. Una ducha, cena de calidad mas que dudosa y a la cama, la habitación esta limpia pero con un fuerte olor a humedad que nos hace abrir el balcón que da a la calle de un tráfico ensordecedor, los niños han tenido mas suerte, su habitación es interior y saludable. Nos levantamos temprano, es imposible dormir media hora seguida, mientras desayunamos vemos las noticias en árabe, intentando averiguar algo de lo que pasa en Mauritania, salen imágenes de coches ardiendo, pero son de Irak todo el mundo en el bar las mira fijamente y en silencio. Esta chispeando cuando nos ponemos de nuevo en ruta, en pocos kilómetros pasamos por Ait Melloul, creo reconocer el hotelito donde dormimos en Semana Santa del 2000, aquella vez veníamos con un camión UNIMOG, y fue en este pueblo donde recogimos a Lahsen cuñado de Bouyema, uno de los saharauis mas comprometidos con su pueblo y que nos hizo de guía hasta El Aioun capital del Sahara Occidental que es a donde precisamente queremos llegar hoy. Se suceden los pueblos Guelmin, Tan Tan, voy recordando, conduce Encarna, por las mañanas es ella quien lleva el coche, suena Chambao, es de los CDs en el que todos estamos de acuerdo, se me agolpan recuerdos de sensaciones, esta ruta ya la he hecho antes pero de vuelta y en un estado de ánimo lamentable. Aquella vez, hace ahora mas de 5 años, nos propusimos dejar el Unimog en EL Aioun ya que nuestra intención era continuar con el viaje, en el verano, pero en el último momento cuando íbamos a coger el avión se me prohibió la salida del estado marroquí sin el camión, por lo que tuve que volver con él en solitario desde El Aioun hasta Algeciras. Recuerdo de aquella vuelta las sensaciones enfrentadas que me proporcionaban los estupendos paisajes de enormes ríos casi secos desaguando su escaso caudal en inmensas playas de dunas, y la amargura de la soledad y el fracaso provocado por un estúpido y burocrático estado Marroquí. Ahora en cada recodo de la carretera donde se puede divisar algo de costa, voy buscando un enorme barco varado en la arena de una bonita playa, flanqueada por un acantilado, tengo su imagen gravada en la pupila, recuerdo que aquel monstruo de acero, que parecía recién abandonado, me impresionó por sus dimensiones gigantescas. Por fin reconozco el acantilado y la playa, pero el barco no está.
4. Estoy convencido de que este es el sitio donde debía estar el enorme buque pero quizás era demasiado nuevo y alguien decidió llevárselo. Encontraremos mas barcos, pero no como aquel. El fuerte viento que no para de soplar en esta zona parece ser el culpable de tanto naufragio. La carretera discurre pegada a la costa pero pocas veces se ve el mar. Vamos como por un altiplano, y el acantilado a unos de 100 mts de la ruta, no nos deja ver el horizonte, es una sensación extraña. Pienso que ojalá tengamos suerte y la frontera este abierta, Intento ponerme en contacto con Pere Tubau llamándolo al móvil, hasta el momento solemos tener cobertura, calculo que debió salir ayer de Barcelona, y pienso que como él va a por faena, puede que nos alcance y entonces no me importaría en absoluto que cruzáramos juntos Mauritania. El teléfono suena y suena pero no me contesta. La carretera es monótona pero de repente baja y gira ligeramente a la izquierda, el terreno esta fracturado por el cauce de un río, apareciendo ante nuestros ojos una inmensa extensión de arena, dunas, agua y sal, de la que es difícil determinar sus dimensiones. Ya en el otro lado, de nuevo en lo alto paramos para tomar algunas fotos, la perspectiva es magnifica la llanura a nuestros pies es enorme de limites desdibujados por la bruma. Enseguida me doy cuenta que las fotos en este lugar son inútiles si lo que pretendes es captar algo de esta inmensidad. El viento sopla con fuerza y César juega a mantener el equilibrio dejándose caer en su contra con la cazadora abierta. Estamos ante un enorme lago salado y los montoncitos que vemos en la distancia nos demuestran que están extrayendo su sal. Seguramente es una zona inundable durante las mareas altas que al retroceder dejan encharcada la llanura encargándose el sol y el aire de evaporar toda el agua. Parece que hoy cumpliremos los horarios previstos son las 6 y estamos llegando a L’Aioun, paramos a la entrada, quiero filmar el letrero que pone el nombre de la ciudad, un coche de policía esta al otro lado de la carretera en dirección contraria. Me acerco a preguntar por algún buen hotel en la ciudad, el agente muy atento me recomienda un complejo de bungalows en un camping muy cerca de la costa, a unos 20 kms. de aquí. De nuevo me asaltan los recuerdos del 2000 cuando Fatuma, la hermana menor de Bouyema, y su amiga, nos acompañaron en el camión a visitar la playa mientras Joaquin, el dentista que vino con nosotros en aquel viaje, se quedó en la consulta de un colega, amigo de la familia, arreglándole la boca a otra de sus hermanas, que tenía los dientes hechos una calamidad, Bouyema nos dijo que era a causa de las torturas a las que fue sometida por miembros de la policía Marroquí. Saliendo de L’Aioun por la carretera de la playa paramos un momento, el paisaje es sorprendente, se trata de un humedal rodeado de dunas, pequeños lagos de cristalina quietud que reflejan el azul del cielo que contrasta con el amarillento oleaje de la arena, y con el verde intenso, resplandeciente, caro de ver en estas latitudes, de la rala vegetación. El guarda del camping nos dice que solo queda un bungalow libre así que vamos a verlo Julia, César y yo, son como casitas adosadas, unas de planta baja, otras con planta baja mas piso, vamos andando hasta la nuestra que está al final de la calle, la mayoría de las puertas están abiertas y lo que se puede ver del interior no tiene mala pinta. Llegamos al nuestro y es de los que tiene salón, cocina y baño en planta baja y dormitorio en planta piso, un primer vistazo rápido sin demasiado ojo critico y nos quedamos con él. Entramos el coche descargamos bolsas de viaje y los sacos de dormir y lo metemos todo en la casa, esta claro que Patricia, Julia y César tendrán que acostarse en los sofás del salón. Echamos un vistazo general mas calmado, la cocina esta verdaderamente sucia y ruinosa, los sofás del salón dan pena, y para colmo nos damos cuenta que el baño no tiene agua, la cara de los niños es un poema, me voy rápidamente a hablar con el guarda, empiezo explicándole lo de la falta de agua y me da un cubo para que vaya a llenarlo a la fuente, para que le voy a contar el resto, esto ya es demasiado, me siento engañado al pensar que pretenden alquilarnos un apartamento fuera de servicio. Sin mas demora, antes que se haga de noche cogemos el coche y nos vamos a buscar otra cosa. En el paseo de la playa encontramos un hotel con bastante buena pinta, entramos, como siempre Julia, César y yo, y automáticamente que vemos las habitaciones, a ellos dos no les cabe la menor dudad que tenemos que mudarnos, claro que el precio no encaja pero como el día anterior no salió caro pienso que hoy nos lo podemos permitir, de todas maneras regateo el precio consiguiendo un pequeño descuento, las habitaciones están realmente bien y si las comparamos con el apartamento son una maravilla De vuelta a los bungalows le devuelvo al elemento de la entrada su cubo, cargamos el coche y nos vamos sin dar mas explicaciones. Es tarde, nos perderemos la puesta de sol De nuevo en la habitación del hotel, limpia, de lujo arabesco con una vista magnifica a la playa, al oeste, al océano, me relajo y me da por pensar que, después de todo lo andado, estamos a tan solo 90 Kms. de España.
5. Nos levantamos temprano y dejamos el hotel antes de las 8 de la mañana. En un kiosco de la playa compramos unos envases de yogurt liquido y cogemos galletas de la caja de la comida, sabemos que va a ser difícil encontrar un bar en el cual poder tomar un café con leche al estilo tradicional, por lo que nos decidimos a desayunar sobre la marcha. Hay buen ambiente entre nosotros, hemos dormido a gusto, y vamos adaptándonos a los tiempos y a los espacios. En 20 minutos pasamos por la cinta transportadora que lleva el fosfato de Boukra hasta la playa, donde se carga en barcos para su exportación, fue este, el punto mas al sur al que llegamos con el camión, por lo que a partir de este momento el camino es completamente nuevo, es ahora cuando realmente siento que empieza el viaje. La carretera es de dos carriles escasos, en los que apenas nos cruzamos con algún coche, kilómetros y kilómetros del mismo paisaje monótono, desierto sin gracia, modificado por la acción del hombre al construir la carretera, es un desierto blanquecino, terreno paleozoico con cantidad de fósiles... millones de fósiles, de 600 a 700 millones de años, testigos mudos que demuestran que un día las aguas del mar cubrieron estas extensiones y que bullía la vida vegetal y animal, aguas marinas en las que se agitaban las especies primitivas de amonites, trilobites, ortoseras y corales. Un desvío de la carretera permite bajar el acantilado y visitar uno de los barcos embarrancados. Dejamos el coche a unos 400 mts del naufragio, vamos muy cargados y no me atrevo a meterlo en la arena. Enseguida aparecen los niños, cualquiera que haya viajado por Marruecos sabe que forman parte de la tierra, del paisaje, que unas veces pueden ser encantadores, y otras pesados y hasta agresivos. Por suerte estos son de los primeros, viven con la familia en una tienda junto al farallón frente al barco, que según nos cuentan está allí desde 1940. De nuevo en camino, me percato que hace muchos, muchos kilómetros que no vemos un árbol. De vez en cuando recibimos en el móvil algún mensaje de apoyo de los amigos, que nos hace mucha ilusión, saber que están pendientes de por donde vamos y lo que nos pasa nos hace sentir importantes y hasta con una cierta responsabilidad de hacer las cosas bien hechas, de no defraudar, de conseguir el objetivo. Estamos llegando a Dakla la antigua Villa Cisneros. Ciudad situada al final de una península de unos 30 Kms. de longitud, la carretera se bifurca, a la derecha hacia la ciudad a la izquierda hacia Mauritania, una pareja de policías nos piden los pasaportes, amables, sin problemas. Aquí, al final de una carretera solitaria, nos encontramos una bahía enorme con una isla montañosa en el centro, ningún arbusto, mucho menos un árbol, paisaje yermo, sin concesión al verde, solo tierra, arena y agua de mar hasta donde alcanza la vista, aquí se podrían filmar películas de otros mundos. Para sorpresa nuestra, hay gente haciendo windsurf, no me acabo de creer que vengan hasta aquí para realizar este tipo de deporte, aunque pensándolo bien, el viento constante y la escasa profundidad de la bahía, son condiciones poco habituales, que seguro hacen de este lugar una zona privilegiada para practicar esta actividad Desechamos el mejor hotel de la ciudad por salirse de nuestro presupuesto y nos instalamos en uno mas modesto pero correcto. Enseguida saco el ordenador para descargar el trak y me doy cuenta que he perdido el cable de toma de corriente. Pienso que me lo he dejado en la habitación del hotel de L’Aioun. Me cabreo conmigo mismo ya todo se puede complicar bastante para que nosotros ayudemos con despistes tontos. Preparo un cable con 2 faston y un enchufe que llevo en la caja de herramientas, la verdad que funcionó de maravilla, al punto que actualmente aún lo estoy utilizando. Damos una vuelta en coche por la ciudad, nada especial, pero me llaman la atención los saharauis paseando por la calle con sus vestimentas hinchadas al viento llamadas darráas y que solo pueden ser de 3 colores, blancas, azul celeste y azul mas oscuro, luego pasamos por una zona mas deprimida de chavolas en las que viven los saharauis recién llegados del desierto, también visitamos un camping que tiene una piscina grande y profunda que llenan con el agua del mar, en la que aprovechamos para darnos un baño Cesar y yo A la hora de cenar encontramos un restaurante regentado por un español, no lo pensamos, estamos un poco hartos de la comida marroquí y no nos resistimos a la posibilidad de comer al estilo de casa. Una sopa que nos sienta de maravilla y pescado fresco es lo mejor que se puede pedir en esta ciudad emintemente pesquera. Estamos cenando cuando se nos acerca un hombre y con acento andaluz nos dice que ha visto el coche en la puerta y que si realmente vamos a Dakar o si venimos de allí. Le decimos que vamos y él nos comenta que es sevillano que viene de Mauritania de estar unos días con otros dos coches de catalanes pero que el se ha vuelto porque tiene que recoger a su mujer en el Aiun que viene en avión. Nos dice que la frontera esta abierta que no hay problemas serios, pero que en Nouakchot hay una calma tensa y que mejor la evitemos. También nos informa de la carencia de gasolineras desde 80 Kms. antes de la frontera hasta la capital de Mauritania y nos aconseja que llevemos algún jerry de gas-oil. Luego se despide, ha sido excitante recibir noticias de primera mano de Mauritania. Me quedo pensando y haciendo cálculos de los Kms y los consumos del vehículo, y estoy convencido de que con el deposito lleno y el bidón de 10 litros de gas-oil extra que llevamos, tenemos de sobras, pero los chicos están nerviosos y para tranquilizarlos les digo que además llenaremos de carburante un bidón de agua de 8 litros que llevamos vacío, esto parece calmarlos. Nos vamos al hotel me doy cuenta de que el viento aunque mas suave no para de soplar, si no falla nada mañana estaremos en la frontera con Mauritania y puede ser un día duro. Por fin, antes de acostarnos, consigo hablar con Pere Tubau y me comenta que ha tenido problemas con el motor de su Land Rover y que aún no ha salido de Barcelona, parece que estaba escrito que teníamos que hacer este viaje en solitario.
6. Son las 8 de la mañana de nuestro sexto día de viaje, cargamos el coche frente al hotel, todos los paquetes tienen su sitio en el maletero y siempre es el mismo, las cinco bolsas de la ropa siempre en la misma posición, las cajas de la comida, los bidones de agua, la nevera eléctrica en el lugar mas accesible, detrás, rueda de recambio extra, en su hueco compresor de aire y manguera, bidón de 10 litros de gas-oil, recambios y cajas de herramientas, en un cofre lateral el ordenador protegido de golpes, en el otro dos garrafas de agua de reserva, reconozco mi fijación por asegurar el suministro del liquido elemento. En la baca las planchas y en el cofre sillas y mesa de camping, sacos de dormir, esterillas y tienda de campaña siempre en el mismo sitio y en la misma posición, nunca antes en ningún viaje había conseguido un control y una organización tan estricta de las cosas y los espacios, me sorprendo a mi mismo. Nos ponemos en marcha, recorremos de vuelta el camino de ayer, la marea esta baja, la inmensa bahía es hoy un arenal húmedo con infinidad de charcos, la montaña que ayer era una isla, hoy surge de la arena como la espina dorsal de un enorme pez, el paisaje es sobrecogedor, quiero aprehender esa inmensidad, pero no se como, me gustaría adentrarme en ese fondo marino al descubierto, pero me doy cuenta que necesitaría horas andando para saborear algo de esta enormidad, y el tiempo, hoy, lo tenemos que saber administrar. De nuevo los policías del cruce nos saludan, ahora nos dirigimos hacia la frontera de Mauritania, la carretera nos lleva por la línea de costa y podemos contemplar en la lejanía la ciudad de Dakla tras un brazo de mar de unos 10 km de ancho. Las extensiones de arena se alternan con los acantilados, luego la carretera gira hacia el interior y después de 50 kilómetros, llegamos, por fin, a la gasolinera anunciada por el sevillano. Además del poste hay un bar con una terraza exterior protegida del sol por un gran toldo, la zona es una isla de vida en medio de un desierto oceánico. Además de llenar el depósito hasta el tapón, y una garrafa de plástico de 8 litros, aprovechamos para descansar un momento, sentarnos y comer unas brochetas que nos sientan de maravilla, suena buena música árabe por unos altavoces que distorsionan un montón. Tras la cocina se oye el lamento de un cordero. De nuevo en ruta sabemos que la próxima parada será en la frontera, es inevitable un cosquilleo en la boca del estómago. Una manada de camellos al lado de la carretera, en una zona de poca visibilidad por la cantidad de polvo en suspensión, nos ofrecen una imagen irreal que no me resisto a filmar. Conduce Encarna, son las 2 de la tarde, estamos llegando a unas casas que deben ser el puesto fronterizo. Unas señales de alto y nadie que las haga cumplir, pienso que la policía debe estar mas adelante, le digo a Encarna que continúe. Después de unos 100 m. una cadena con clavos nos hace detener. Volvemos, aparece un policía, que se dirige hacia nosotros, por la ventanilla del conductor empieza a pegarle la bronca en francés a Encarna que pone la cara de acelga, intento contener la risa, nos dice que si no hemos visto las señales de alto, le digo que no, el pone cara de no creérselo, y yo le aseguro que no y como que no había nadie hemos continuado, Encarna me apoya, por fin afloja y nos dice que están comiendo y que abren a las 3, que paremos el coche y que esperemos allí. Nos bajamos del coche y nos vamos a la sombra de la casa, nos sentamos a esperar. Estamos solos pero pronto llega gente, hablo con un chico marroquí que dice venir de Senegal y Mali, le pregunto como están las cosas en Mauritania, dice que tuvo que esperar para entrar porque la frontera estuvo cerrada 1 dia y se acumuló mucha gente pero que luego no ha tenido problemas, enseguida despliego el mapa en el suelo y le pregunto por las zonas fronterizas senegalesas mas adecuadas. La gente se arremolinea alrededor nuestro. Le pregunto por un supuesto puente río arriba de Rosso, la ciudad fronteriza con Senegal, que nos comento el sevillano que nos encontramos en Dakla, y nos dijo que era ideal para cruzar a Senegal ya que evitabas todo el follón que supone coger las barcazas en Rosso. Nadie conoce el puente, un chico de color me explica que existe un paso cerca de la costa que no da tantos problemas como Rosso pero que la pista para llegar a él es muy mala en esta época de lluvias. Discuten entre ellos por cual es la mejor manera de entrar en Senegal. Por fin abren la oficina y nos hacen pasar a todos para enseñar los pasaportes y para firmar unos papeles que nunca sabes para que son. El policía bromea con Julia y César. Ya podemos continuar. Nos subimos al coche y en el momento de arrancar, un hombre, se dirige a nosotros en español, se ha bajado de un todo terreno, nos dice que es de Vigo que el viene mucho por aquí y que le sigamos que nos ayudará a cruzar la frontera mauritana. Le seguimos ya no hay carretera es una pista que serpentea hasta que llegamos a una chabola con una explanada delante, el de Vigo me dice que es el puesto de policía donde hay que enseñar el pasaporte. Cumplimos el tramite y continuamos hasta el puesto de aduanas que son dos chabolas de planchas y maderas. Me doy cuenta que aquí todos los policías son negros. El gallego me dice que les regatee el precio del visado, que no les pague lo que me pidan y que él ya se va. Entro en la caseta, hay dos gendarmes de uniforme, (me recuerda al de los maderos), uno de ellos sentado en uno de los dos camastros y el otro sentado delante de una mesa pegada a la pared, van en zapatillas, saludo, me dirijo al que esta sentado en la mesa y le entrego los 5 pasaportes, que empieza a mirárselos. En este momento entra un persona que habla español, saludos, comentamos y me dice que vienen de Mauritania y que son catalanes, les pregunto por un sevillano, abren los ojos sorprendidos y reconocen haber compartido algunos días de viaje con este ya famoso personaje, que un dia, de repente, igual que vino se marchó. Les pregunto por las condiciones del país y nos dicen que mejor evitemos dormir en los chiringuitos del camino y que es mas seguro dormir en algún hotel de la capital, todo lo contrario de lo que nos había dicho el andaluz, por lo que aplicaremos la máxima de este viaje que es tranquilidad y adaptación. El policía me dice que como no llevo visado tengo que hacerlo y que me va a costar 50 € por cada uno de nosotros y 10 por el coche. Se me ponen los pelos de punta no contábamos con este gasto, hago como que no entiendo, le hago repetir las condiciones para poder pasar, efectivamente no hay duda, son un total de 260 €, le digo que no puede ser que llevamos 3 niños y que me parece un abuso, que este gasto no lo teníamos previsto y que nos volvemos, hago el gesto, me coge del brazo y me dice que como los niños también están inscritos en el pasaporte mío y de Encarna no me los cobrará y que solo tendremos que pagar 110 €. Me hago el dolido y en un arrebato le digo que solo le pienso pagar 50 por los dos y 10 por el coche. El gendarme, visiblemente molesto, tira el boli encima de la mesa, y empieza manotear y a hablar muy rápido, casi gritando, por el rabillo del ojo veo que el otro policía se agarra al camastro en el que esta sentado, no entiendo nada de lo que dice, aguanto el tipo, veo que se quita las zapatillas y empieza a ponerse las botas, el de la cama me explica lentamente que por ese precio no nos pueden dejar pasar, y que su compañero se esta calzando para ir a hablar con su jefe que es el único que puede autorizarlo, y que de momento hasta que no vuelva nos metamos en el coche y no salgamos. El gendarme coge el todo terreno que tiene en la puerta y haciéndolo rugir desaparece por la pista adelante. Me voy hacia el coche, creo que he tensado demasiado la cuerda. Esperamos, estoy fuera del coche, y le digo a Patricia, que desde el interior, disimuladamente, a través de la ventanilla y mi cuerpo le haga una foto al pintoresco puesto fronterizo. Vienen algunos saharauis, me aconsejan que pague y que continúe camino, pienso que será lo mejor, uno de ellos habla bastante bien el castellano y se ofrece para hacer de interprete con el policía que queda en la chabola. Vamos a hablar con él pero prácticamente nos echa a patadas. Hay que esperar. Creo que esta vez me he pasado y la cuerda se ha roto. Llega un Mercedes cargado con cinco personas, se para delante del puesto, lleva las ruedas de atrás muy bajas de presión. Se bajan del coche mientras unos hablan con el gendarme otros me preguntan si llevo bomba de aire. La ayuda me obliga a desmontar medio maletero para poder sacar el compresor y la manguera de aire, pero quiero ser bueno, a ver si se le ablanda el corazón al de la garita. Les hincho las ruedas, dan las gracias sin demasiado interés y siguen su camino. Cabizbajo intento explicarle al señor policía que estoy de acuerdo en pagar los 110 € para que nos deje pasar. Pero no hay nada que hacer hasta que no llegue su compañero. Casi ha pasado una hora cuando vemos venir el todo terreno. Voy de nuevo a la garita y sin preguntar nada le suelto al que sigue sentado en la cama los 110 € , que le pasa el dinero al que acaba de llegar, hablan entre ellos, y sorprendentemente este último me devuelve un billete de 50 € diciendo que, si se ha puesto las botas, a cogido el coche y ha ido a hablar con su jefe no es para que ahora le pague los 110 €. Le doy las gracias en todos los idiomas que conozco y salgo de la garita mas contento que unas castañuelas. Continuamos camino, pero no puedo dejar de pensar en la honradez del individuo. Vuelve el asfalto a la pista y en pocos kilómetros cruzamos la famosa vía de tren que conecta la costa con el interior, son las 6 de la tarde, enseguida el cruce con unos indicadores de a la derecha Nouadibou ciudad situada en la costa en la que podremos encontrar hotel sin problemas, a la izquierda Nouakchot a 400 kms. nuestro destino, al que evidentemente hoy no podremos llegar, dilema, si decidimos pasar la noche en Nouadibou tenemos que hacer 60 kms de ir y mañana 60 de volver, si hacemos izquierda, nos ahorraremos 120 Kms pero no sabemos donde dormiremos. Incomprensiblemente estamos de acuerdo en tirar hacia la izquierda
7. Giramos a la izquierda y nos dirigimos hacia Nouakchot la capital de Mauritania, son las 6 de la tarde y deberíamos estar buscando donde dormir. Especulamos con la posibilidad en el peor de los casos, de plantar la tienda. Llevamos 20 Kms. de carretera rodeada de llanura y soledad, y no nos hemos cruzado un solo coche desde que salimos de la frontera, de repente vemos un letrero de camping que nos hace mirar hacia todas partes, buscamos alguna señal, pero solo vemos dos hombres en los alto de una pequeña duna al lado de la carretera. Nos hemos debido pasar el cruce, nos volvemos para preguntarles a los dos hombres. Nos damos cuenta que hay un par de tiendas cerca de ellos y nos dicen que el camping es allí que podemos acampar cerca de sus jaimas y que si queremos, podemos dormir en la que tienen plantada para los huéspedes, le decimos que sí, no nos apetece plantar la tienda. Es una familia de saharauis, formada por dos hombres y dos mujeres de mediana edad, un anciano y una chica joven, enseguida nos invitan a té mientras una de las mujeres nos prepara unos colchones dentro de la tienda, no sin antes haber pagado los 15 € que nos han pedido. Hay puesta de sol y por supuesto no falta la sesión de fotos. Llega un camión cuba que se pone a llenar de agua los bidones que la familia tiene ya vacíos, nos cuentan que es el camión de reparto a lo largo de la carretera. Cenamos de lo nuestro, sacamos el hornillo y nos preparamos unos espaguetis al pesto, todo el mundo come, los chicos no ponen problemas, es increíble comprobar como se adaptan a las siempre cambiantes condiciones del viaje. Un vistazo a las estrellas y nos metemos en el saco de dormir mañana será otro día. Nos levantamos al amanecer, no se oye movimiento en las tiendas de nuestros anfitriones, anoche estuvieron de charla hasta muy tarde. Nos ponemos en marcha la carretera tiene un asfalto impecable se nota que es de reciente construcción. Este si que es un desierto bonito, infinidad de pequeñas dunas de arena hasta el horizonte en cualquier dirección en la que miramos, me subo a la baca para filmar. Ahora ni siquiera hay dunas, un enorme plató de arena arcillosa perfectamente plano se extiende como un lago a nuestro alrededor y la línea negra de la carretera parece que dividiera el mundo en dos partes perfectamente iguales. Las construcciones que vemos muy de tarde en tarde son como chabolas con cubierta a dos aguas y paredes de chapa o madera. Me pregunto de donde sacarán la madera. Estamos acercándonos a Nouakchot este último tramo de carretera esta todavía en construcción. Se empiezan a ver zonas verdes. La pista se desvía hacia el mar para enlazar con una especie de autovía de 2 carriles por banda que da acceso a la ciudad. Un control de policía nos obliga a parar y enseñar los visados, noto que nos miran un tanto extrañados, tengo el convencimiento que últimamente no han pasado muchos extranjeros por aquí. Todo correcto, podemos continuar. Las construcciones que vemos ahora, entre grandes charcos de agua, son de bloques de hormigón, y parecen a medio terminar, sin revoco ni pintura exterior, el aspecto es de lo mas lamentable. Estamos entrando en la capital, necesitamos cambiar algo de dinero, tenemos que comprar pan y poner gas-oil, nos dirigimos hacia lo que creemos que es el centro. Las casas son de planta baja y como mucho con planta piso, la calzada esta formada por asfalto con enormes agujeros llenos de agua, no existen bordillos y las aceras sin pavimentar son la base donde se amontonan puestos en los que se vende de todo, principalmente frutas y ropas. Unos chicos se acercan y por la ventanilla uno de ellos nos pregunta en francés si queremos cambiar, recuerdo que el de Vigo nos dijo que la moneda oficial de Mauritania se llamaba Ougilla y que no cambiáramos a menos de 350 de ellas por Euro, Le pregunto a como esta la Ougilla, nos ofrece 350 por cada Euro es un cambio mucho mas favorable que el oficial, de todas formas le pido a 370 y al final cerramos el trato a 360. Como ya es la hora de comer aprovechamos para comprar algo de fruta y pan, un muchacho se acerca para vendernos alguna camiseta del montón que lleva en el brazo, le pregunto a Patricia si le gusta algo y le compramos una especie de pareo. En un puesto de fruta compro plátanos y mangos. Mientras Encarna entra con Julia y Cesar en una panadería, aprovecho para filmar el ir y venir de gente de este colorido mercado. En las calles se mezclan coches destartalados, con alguno que otro mas lujoso, carros tirados por un pequeño burro transportando 2 grandes bidones de agua, furgonetas repletas de gente que hacen las veces de nuestros autobuses, los olores del pan, la fruta y el agua podrida se mezclan con el pitido de algún coche que quiere llamar nuestra atención, no se ve ni un solo turista, viajero, o perdido occidental en todo el mercado. Nos vamos, la ciudad no nos cautiva como para intentar dormir aquí, además nos interesa salir de Mauritania lo antes posible, su particular estado de reciente golpe de estado nos intranquiliza. Circulamos a través de barrios de barracas intentando encontrar la carretera principal. Estamos en la zona portuaria hay muchos camiones a cual mas cochambroso. Por fin encontramos la carretera que va a la frontera, enseguida vemos una gasolinera, aprovechamos para llenar, me sorprende el precio del gas-oil a mitad de precio que en España Nada mas dejar el poste de gasolina un policía nos da el alto. Paro y me pide los papeles del coche, entre ellos el seguro, le enseño la carta verde y me dice que en Mauritania no vale, me lo demuestra leyendo el revés de la misma donde queda especificado que este país no queda cubierto. Me dice que la multa son 5000 Ougillas le digo que me lo arregle y que me lo deje en 2000 acabamos cerrando el trato en 3000. A partir de Nouakchot el paisaje ha cambiado y se empiezan a ver muchos arbustos y algunos árboles, es la hora de comer paramos a la izquierda de la carretera a la sombra de uno de ellos. Montamos el chiringuito en un momento, hace calor, aunque hay neblina, comemos nuestro primer mango, que me parece buenísimo, aunque los chicos no opinan lo mismo y prefieren los plátanos. Cuarenta y cinco minutos después estamos de nuevo en marcha, se ven cantidad de burros a los lados de la carretera, son pequeños de no mas de 1 metro de altura, de color marrón con una raya negra en mitad del lomo, la crin es corta y también negra. Atravesamos algunos pueblos en los que hay que tener mucha precaución ya que continuamente se cruzan animales domésticos, ahora, la carretera baja con curva a la derecha al final, a unos 100 mts veo uno de esos pequeños burros parado a la derecha de la carretera, mirando hacia la izquierda, todos en el coche estamos observando al animal ahora a unos 60 mts. De repente sale de la curva un Mercedes que viene hacia nosotros, de improviso el burro que hasta entonces parecía dormido salta asustado hacia la izquierda, el coche no puede hacer nada, oigo gritar a Patricia ¡¡¡Que hace, esta loco!!! El impacto es brutal, el morro del vehículo golpea las patas del animal que cae encima del capó del Mercedes, los niños gritan, el burro queda tirado al lado del coche como inconsciente, de repente, se levanta pero esta reventado, lleva las tripas colgando y cuando pasamos por su lado, renqueando, y tropezando con sus propias vísceras se aleja de la carretera, oigo los sollozos de Julia. Nos hemos quedado helados, continuamos camino, pero la imagen del pobre animal tarda un buen rato en dejarnos reaccionar. Estamos entrando en Rosso, la ciudad fronteriza con Senegal, el aspecto es peor, si cabe, que Nouakchot, edificaciones en estado ruinoso, donde las calles son un lodazal infecto de barro y agua estancada, y por si fuera poco el tiempo amenaza con una de esas tormentas tropicales. Son las 6 y media de la tarde, el cielo se ilumina y se oyen los primeros truenos, paramos en lo que parece la cola para cruzar la frontera, un aluvión de chicos nos asaltan y por lo que podemos entender entre el guirigay que se ha montado, es que la frontera ya esta cerrada desde las 6.
8. Dentro del coche todos nos preguntamos donde dormiremos esta noche, los niños estan intranquilos, no es para menos, lo que vemos a nuestro alrededor no es para felicitarse, las posibilidades de encontrar un alojamiento en condiciones, para nuestros varemos de occidentales, en este pueblo son casi nulas. A la entrada de la ciudad hemos visto la señal de camping, pero todo esta supermojado y encima está empezando a llover, me intento reponer del abatimiento que nos sobrecoge y me encaro con uno de los 50 chicos que están hablándome por la ventanilla. Con calma le pregunto por un alojamiento para esta noche, me habla de un albergue, otro chico intenta decirme que el hotel esta mejor para nosotros. Todo el mundo nos quiere llevar a alguna parte. Nos ponemos de acuerdo en ir primero a ver el albergue y luego el hotel para poder decidir, el chico que nos va a llevar al albergue va en moto y dice que le sigamos el que nos va a llevar al hotel dice que si puede subir con nosotros en el coche, los niños se aprietan para dejar sitio, el de la moto nos lleva por calles embarradas y llenas de grandes charcos. Llegamos a la puerta del supuesto alojamiento, hay tanto lodo que tengo que mirar donde paro el coche para poder bajarme, los chicos ni lo intentan, voy yo solo a echarle un vistazo, efectivamente, las habitaciones son míseras, camastros con colchones de paja, el suelo de tierra cubierto por mugrientos y deshilachados tapices en los que apenas se adivinan sus colores originales, solo imaginar lo que puede haber debajo me pone los pelos de punta. Salgo del edificio como una flecha, y le digo a la familia que nos vamos a ver el hotel. Nadie pregunta. El hotel parece otra cosa, la recepción con gres en el suelo esta limpia, subimos a ver las habitaciones, con baño, no están mal, aunque en este último, mejor no fijarse demasiado. Julia y César tienen claro que este ha de ser nuestro alojamiento para esta noche, parece que ahora respiran mas tranquilos. Le pregunto el precio al moreno de la recepción que por sus maneras parece ser el dueño del hotel. Me pide 24.000 Ougillas por las dos habitaciones le digo que me arregle el precio, el no se mueve, le digo que me parece muy caro y me tiro el farol de que nos vamos al albergue, los niños empiezan a darme codazos y a pellizcarme, de esta manera no se puede negociar, el dueño esta muy seguro, sabe muy bien lo que hay en el pueblo y conoce de nuestras necesidades, solo consigo que nos quite 1200 por cabeza por el desayuno, cerramos el trato en 19000. Los niños saltan de alegría y salen corriendo a comunicárselo a Encarna y Patricia que se han quedado en el coche. Le digo al jefe que le pagaré en Euros coge la calculadora y me pide 100 € le digo que ese no es el cambio real, pero dice que ese es el suyo, como ya conozco de su tozudez no insisto y le pregunto al chico que nos trajo aquí, donde podemos cambiar, me dice que no hay problema, él nos lleva. Aprovecho para comprar pan, es curioso porque son barras muy parecidas a las de aquí, pero se doblan como si fueran de goma, cuando vuelvo al hotel los niños me cuentan que han tirado de la cadena del WC y se ha roto inundándose el baño mientras no venia el dueño a repararlo. Claro que la reparación fue cortar el agua del inodoro y darles un cubo. Nadie se queja. Cenamos de lo nuestro en la habitación, mañana si no falla nada llegaremos a Dakar y habremos cumplido uno de los objetivos, aunque mientras no tenga atada la vuelta en barco del coche, no respiraré tranquilo. Ha llovido toda la noche, nos ponemos en marcha, cargamos el coche de la forma establecida. Sale a despedirnos el dueño que nos da la mano muy atento. Al lado nuestro hay dos chicos españoles que están descargando un Patrol largo. Nos cuentan que vienen de Barcelona que han hecho la bajada por la playa del Banco de Arguin , que acaban de vender el coche y con el dinero continuarán viaje por Senegal. Realmente te encuentras gente rara en Africa. De nuevo en la frontera nos ponemos en la cola detrás de las plataformas de unos trailer. Dos grandes puertas metálicas cerradas nos indican que deberemos esperar. Enseguida se aprestan los chicos para ayudar a hacer los tramites. El que parece mas serio me dice, que si pagamos un dinero extra no tendremos que esperar y que partiremos con la primera barcaza. Le digo que no tenemos prisa y que esperaremos a que nos toque nuestro turno. Se nos acerca uno de los policías de las garitas que hay a cada lado de las puertas que aún siguen cerradas. Queremos ir a tomar café pero no nos atrevemos a dejar el coche solo. El chico que parece serio nos dice que el policia cuidará de que nadie nos toque el coche, a cambio de algún detalle. Miro en el maletero lo único que tengo a mano es un paquete de infusiones de menta, no me lo pienso y se lo regalo con todo el boato que puedo. El policía mira el presente con cara de sorpresa, al final sonríe y dice que podemos irnos con toda tranquilidad que el se encargará de vigilar nuestro coche. Nuestro guía nos lleva a un chiringuito cerca de donde estamos donde sirven cafés. En la parte de atrás hay una especie de patio con una mesa y asientos de madera. Al patio dan 3 habitaciones, da la impresión de que en cada una de ellas viviera una familia, el suelo es de tierra, en uno de los laterales del patio hay una nevera vieja y una fregadera sucia, oigo llorar a un niño y el sonido viene de un rincón del patio detrás de una de las habitaciones, no puedo evitar la curiosidad, me acerco a ver, hay una ducha oculta y una chica joven liada en una toalla lavando los dientes con un cepillo a un niño de unos 3 años que no para de llorar. La joven en zapatillas pone especial cuidado en no mancharse con el barro del suelo, mientras coge al niño en brazos. Pienso en la pobreza de estas gentes y en la dignidad con la que la manejan. En unas condiciones realmente deplorables, en las que cualquier occidental caeria en el desanimo mas irrecuperable, estas mujeres son capaces de seguir manteniendo las formas y las maneras, siempre aseadas, se arreglan, y te miran directamente a los ojos sin ningún tipo de complejo, provocando irremisiblemente una sonrisa a la cual contestan casi de inmediato con otra que nos conmueve y les favorece sobremanera. Acabamos de tomar el café y vamos , han abierto las puertas, el guía me dice que le dé los papeles del coche y que vaya con él, mientras los demás se quedan en el coche nosotros vamos a realizar una infinidad de tramites en diferentes oficinas, garitas, puestos de policía etc. Por fin parece que vamos a embarcar, entran varios camiones y nosotros los últimos. La barcaza se pone en marcha con ruido de motor de gas-oil se adentra en el río de color chocolate, mientras vemos a nuestro alrededor barcas más pequeñas cruzar de un lado a otro. Estamos entrando en Senegal. Cuando desembarcamos tenemos que seguir haciendo tramites. Esta vez no digo que no al seguro para el coche que me ofrecen, lo contrato en una oficina de la misma frontera, y pago por él 50 €, nos hemos paseado prácticamente por todas las oficinas de este lado del río y en todas hemos ido dejando dinero poco o mucho pero cuando ya todo esta arreglado y podemos marchar, aunque parezca increíble, aun tenemos que pagar algunos Cefas, que es la moneda oficial de Senegal al chico de la barrera para que la levante. Aquí todo el mundo cobra por hacer cualquier cosa. Nos ponemos en carretera, en general respiramos tranquilos, estamos contentos, ahora nos podemos relajar un poco, las últimas horas han sido muy estresantes. ¡¡ Directos a DAKAR !!
9. Estamos contentos, superada la prueba de Rosso, solo nos queda llegar a Dakar y atar lo del barco. Senegal es diferente a Mauritania, hemos pasado de la llanura amarilla del desierto a la sabana verde de matorrales y árboles. En todos los pueblos que cruzamos, el mercado esta al lado de la carretera. Decidimos parar en uno de ellos para comprar algo de fruta. Estoy deseando hablar con esta gente de color que viste de forma tan llamativa Serias pero sonrientes con el extranjero, son casi siempre las mujeres las mercadean. Compramos mangos, plátanos y tomates, la mujer que nos vende habla francés, no acabo de entender bien lo que me dice, Encarna esta filmando mientras acabo de hacer los tratos. Al final me doy cuenta, entre risas, que lo que quiere es que le haga un obsequio por dejarse filmar. Son gente muy amable y con una pequeña propina se queda conforme. Al poco, un control de policía, que además de los papeles, y el seguro, nos pide el triangulo, que le enseño sin problemas en el maletero y algo más que en un principio no comprendo lo que es, pero que al poco entiendo que se trata del extintor. Le digo al gendarme con cara de sorpresa que no llevamos ese tipo de artilugio. Despacio, con la tranquilidad del cazador que acaba de atrapar a su presa, se va hacia su compañero que esta en el interior de un vehículo aparcado a la sombra de un árbol, y le comenta, a lo que este coge un bloc de albaranes y se pone a escribir. Indignado le pregunto al policía, que es lo que esta haciendo, no espero su respuesta y acto seguido le digo que no pienso pagar ni un duro. Estoy harto de gente de uniforme que te saca el dinero por cualquier cosa, ya en la frontera llenaron el vaso de mi paciencia y este hombre acaba de rebosarlo. Para reforzar mi posición le digo a Encarna lo que pretenden hacer, muy a sabiendas que montará en cólera. Efectivamente se baja del coche diciéndoles que ya está bien de tanto atraco y que no piensa volver por este país de policías corruptos. Como Encarna no domina el francés, todas las explicaciones le salen en catalán, y claro, los policías no entienden ni papa, pero por los aspavientos y voces, se hacen una idea del cabreo que llevamos, por lo que al momento me hacen un gesto de que podemos continuar nuestro camino sin mas demora. Esta vez nos hemos librado. Es medio día y paramos a la salida de un pueblecito junto a la carretera, nos instalamos a la sombra de un pequeño árbol, el ambiente es cálido y húmedo. Comemos de lo que llevamos en las cajas y lo que hemos comprado en el mercadillo, pronto continuamos camino. Hemos pasado de largo por San Louis la capital colonial del Norte del país, ni siquiera paramos a echarle un vistazo, nos interesa llegar a Dakar cuanto antes. Estamos entrando en un pueblo y delante nuestro un camión súper lento nos obliga a reducir la marcha, al rato de ir detrás, Encarna decide adelantarlo aunque para ello tiene que pisar la raya continua. Al momento de pasar el camión nos damos de morros con un gendarme que automáticamente nos hace gestos para que paremos. El policía se viene a la ventanilla de Encarna y empieza a explicarle que si es que no ha visto la línea continua, a lo que Encarna contesta que sí, pero que la ha pisado muy poco a poco. Mientras veo,que aprovechando la parada forzosa, 5 o 6 chicas que estaban vendiendo en el mercado, se vienen corriendo hacia nosotros y por mi ventanilla me dejan caer sobre las piernas como 10 o 12 mangos. Todas gritan a la vez que les compre a cada una su fruta por unos pocos Cefas. Me siento completamente desorientado, por la ventanilla de Encarna el policía exigiendo los papeles del coche y el pago de la multa, por la mía, las jóvenes gritando y riendo exigiendo que les compre. Es una situación esperpéntica y cómica a la vez, casi no puedo moverme con la de mangos que me han puesto encima, pero me repongo de la sorpresa, y pienso en aprovechar el follón montado para intentar desorientar al policía y que nos deje marchar, por lo que yo también me pongo a gritar exigiéndole que me quite de encima a estas mosconas encantadoras. Pero el gendarme no piensa soltar su presa y se viene para mi lado a espantarme a las jóvenes que recogiendo sus frutas se van retirando. Una vez normalizada la situación, no me queda mas remedio que negociar el importe de la multa. Estamos entrando en el istmo que une Dakar con el resto del país. La playa y el mar quedan a nuestra izquierda y al fondo se adivinan grandes edificios que suponemos son de la capital. De repente la caravana de coches en la que circulamos con dificultad, deja de moverse y quedamos parados. Estamos distraídos, pasan cantidad de chicos y chicas, unos pidiendo y otros vendiendo de todo a los sufridos conductores. Me apetece y compro una bolsa de limones, mas pequeños que pelotas de ping pong, en la que van lo menos 20 o 30. Exprimo un par de ellos en la cantimplora del agua, lo que provoca las quejas de Julia y Patricia, que no les gusta el agua con sabor a limón, entonces decido regalarlos, uno a uno, por la ventanilla a todo el que viene pidiendo, esto les parece divertido y nos reímos un rato. Estamos de los nervios ya que llevaremos mas de una hora y esto no se mueve. Algunos coches empiezan a salirse de la caravana buscando alternativas por calles adyacentes a lo que no podemos resistirnos y les seguimos, primero por la izquierda debiendo volver sin remisión a la carretera general y luego por la derecha con el mismo resultado. Por fin después de 5 horas para hacer los últimos 40 Kms. estamos entrando en la ciudad. Me hace ilusión la foto, pero busco y busco y al final me doy por vencido, la entrada a la ciudad esta en obras y no he podido encontrar un jodido letrero que ponga DAKAR.
10. Ya a oscurecido completamente y buscamos donde dormir, preguntamos a un policia que esta parado en una gasolinera y nos dirige hacia un hotel que aparentemente no esta mal pero que se nos escapa del presupuesto, por lo que decidimos dar una vuelta por la capital con la esperanza de encontrar algo mas asequible, pero donde preguntamos esta todo lleno y lo que no, es insufrible, por lo que decidimos volver al primer hotel. La mujer de la recepción nos ve volver con el rabo entre las piernas y nos recibe con cara de fastidio ahora es muy tarde y estaba a punto de terminar su jornada de trabajo. Con un chico subimos a ver las habitaciones que resultan ser mas cutres de lo que en principio presuponíamos, con moqueta sucia en toda la planta, somieres, en vez de camas, y sabanas de limpieza muy justita y un aspecto general que deja mucho que desear y en la habitación de los niños tenemos que juntar las dos camas pequeñas para que puedan dormir los tres, pero es lo que hay y estamos muy cansados así que nos quedamos, mañana será otro día. Nos levantamos temprano y vamos a la zona del puerto. Es sábado y nos tememos lo peor quizás las oficinas de la empresa de transporte maritimo estén cerradas y nos tengamos que esperar hasta el Lunes para tramitar la vuelta del coche en barco. Encontramos un gran edificio en la dirección prevista. Encarna se queda en el coche con César y Julia, mientras Patricia y yo subimos a las oficinas de Mesina, que asi se llama la transitária. En la recepción nos dicen que hoy sábado hacen fiesta aunque hay alguna secretaria trabajando. La chica muy amable nos pone en contacto por telefono con Monsieur Conare que es quien lleva el tema y nos dice que no hay problema en hacer todos los tramites de aduanas y contratación del contenedor en el que meteremos el coche, el mismo dia que lo queramos embarcar con destino a Barcelona. De todas formas por teléfono me hace un presupuesto de lo que nos costará el servicio y sorpresa agradable es que será como unos 700 Euros menos de lo previsto. No me fío pero decidimos ir a visitar el país y volver 2 días antes de la salida del avión por si las cosas se complican.
11. En vista de los problemas de alojamiento que sufrimos la pasada noche decidimos reservar el hotel antes de dejar Dakar, por lo que nos acercamos a uno de ellos que ya le habíamos echado el ojo, de bastante lujo, con piscina, en el que tenemos intención de pasar las dos últimas noches en el país, como colofón a un viaje que se prevé de alojamientos mas que precarios dado que si en la capital lo que vimos anoche nos desencanto bastante en los pueblos del interior intuimos que la cosa puede ser bastante peor. El hotel en cuestión es el Faidherbe en la avenida del mismo nombre cerca de la zona portuaria, de recepción elegante, nos ofrece garantías, preguntamos a las chicas del mostrador y nos dicen que tienen una suite que nos saldría bastante económica para los cinco, justo al lado de la piscina, le pido que me haga un precio especial por ser cinco y ser blancos por decir algo y me dice que tengo que hablar con Mr. Faye que seguramente me podrá hacer algún descuento, que no esta ahora pero que puedo llamarlo por teléfono a la tarde. La habitación cuesta 70.000 Cefas por noche pero tengo la esperanza de negociar un precio mejor, dado que por un Euro te dan unos 550 cefas la habitación nos cuesta por noche unos 125 € a todas luces por encima de nuestras posibilidades pero cuento con al menos 400 € de mas por el diferencial en el precio previsto del contenedor, por lo que decidimos que nos permitiremos el lujo. Hacemos una última visita al centro de la capital para cambiar moneda en el mercado negro, decido deshacerme de los dólares que llevo ya que aquí aún los cotizan a un precio razonable, en los pueblos o no los quieren o los pagan muy mal, sin embargo los Euros casi nunca los rechazan. Partimos hacia el interior del país con la sensación del aleteo de 100 mariposas en el pecho, de momento todo esta saliendo bien y ahora nos dirigimos hacia la segunda parte del viaje-aventura quizá la mas novedosa y enigmática. El océano queda a nuestra derecha, sin apenas circulación enseguida dejamos atrás la península donde se encuentra Dakar, en Mbour la carretera general gira hacia el interior dejando la costa, el paisaje es completamente llano y verde con enormes baobabs salpicados en la llanura. Los pequeños pueblos que vamos cruzando son mas bien poblados con casas circulares de barro y techo cónico de paja que en los pueblos mas grandes se mezclan con algunas casas de obra. Decidimos parar a comer a la sombra de un baobab. Como de costumbre en un periquete sacamos la mesa, las sillas y comida de las cajas, mangos recién comprados, y agua fresca de la nevera eléctrica que llevamos conectada en el maletero. Un campesino esta arando la tierra con un caballo escuálido a unos 50 metros, otro esta con una azada limpiando el campo de hierba, filmo la escena, el hombre de la azada se da cuenta y viene hacia nosotros con paso lento, nos saluda, le preguntamos si aquellas tierras junto con el baobab es suyo y nos dice que si, en ese momento le pedimos permiso para comer allí cosa que hace rato que estamos haciendo. Amablemente nos dice que no hay ningún problema pero que si tenemos algún regalo para él. Sin dudarlo le doy uno de los mangos y algunos plátanos recién comprados, no parece que le haga demasiada ilusión pero se los queda, nos hacemos algunas fotos juntos, luego el buen hombre nos da su dirección para que se las enviemos. Lo miro a hurtadillas, el hombre es negro sin matices, con vestimenta desaliñada, no puedo dejar de pensar en la cantidad de sus paisanos que se llevaron de estas tierras como esclavos, gente que amable y confiada como este hombre fueron arrancados de sus familias, vendidos y embarcados, frente a Dakar, en la isla de Goré, con destino a América. Nos despedimos con un apretón de manos, que noto ásperas y fuertes y con la promesa de que le enviaremos las fotos. Continuamos camino, el paisaje esta ahora compuesto por zonas de verdes plantaciones de mijo y zonas encharcadas por los ríos Sine y Saloum, baobabs, como enormes macetas plantadas en la llanura, y nubes que semejan de algodón en un cielo de azul intenso, cruzamos Fatick y nos vamos acercando a Kaolak, y la verdad en que, a la vista de las construcciones de la zona, no tenemos muchas esperanzas de encontrar alojamiento mas agradable que los últimos que hemos ido catando,. Llamo por teléfono a Mr. Faye, me preparo las frases en ingles, y le comento que quiero que me arregle el precio de la habitación que hemos reservado, serán dos noches y el importe es abultado, me sorprendo, nos hemos entendido enseguida y me rebaja 2500 cefas por noche, le digo que de acuerdo y confirmo las fechas para el 21 y 22 de Agosto. Hago números y el descuento nos supone un ahorro de 10 €, me pregunto si no me ha costado mas la llamada de teléfono. Un letrero, a la entrada de la pequeña capital, anuncia “Le Relais de Kaolak” tiene buena pinta y no dudamos ni un instante en seguir la señal que nos lleva a la entrada de un hotel con un encanto especial que en aquellos momentos nos pareció de ensueño.
12. La entrada del hotel esta decorada al estilo tropical, con mucha madera y caña, las habitaciones son construcciones independientes a modo de bungalows de planta baja muy confortables y limpias con motivos africanos en las paredes. La piscina, con una pared de piedra natural simulada, por la que se desliza el agua formando una cascada, da al conjunto una sensación de paz y relajación que nos viene de maravilla. Todo el mundo tiene claro que tenemos que quedarnos aquí, pero de nuevo el precio será un punto de discusión con la persona que al parecer es el director del hotel. El jefe sabe de nuestras ganas de quedarnos, ha sido imposible disimular, por lo que apenas me rebaja 7500 Cefas y después de discutir un buen rato acabamos cerrando el trato en 57500 Cefas una habitación doble y una triple, lo que supone al cambio poco mas de 100 €. Enseguida estamos refrescándonos en la piscina, y todos disfrutamos de estos momentos que hace apenas 1 hora éramos incapaces ni siquiera de imaginar. Pocas veces he visto a los críos con cara de tanta satisfacción. Hemos decidido salir a cenar al pueblo, frescos y con ropas limpias, vamos a dar una vuelta con la intención de encontrar un lugar adecuado, ya esta anocheciendo y la temperatura es mas agradable. Las calles, salvo la principal, están sin asfaltar alumbradas solo por las luces de los pocos comercios que están en funcionamiento. Encontramos un restaurante discoteca, bastante atractivo. Un patio interior al aire libre donde han instalado unas mesas sirve como comedor donde pedimos unas hamburguesas y unas coca colas, todo un lujo. Amanece el día 14/08/05 no tenemos prisa en levantarnos queremos aprovechar los últimos minutos en este hotel tan agradable. Por fin cargamos el coche con las maletas y cuando salimos son las 10 de la mañana hora local, paramos en el pueblo para comprar pan y algunas latas que casi siempre son de sardinas ya que aunque hay cantidad no hay mucha variedad de productos en los comercios. Aprovechamos para poner gas-oil, en ese momento vemos una caravana de camiones del ejercito donde los soldados son blancos, me choca, ya me había acostumbrado a ver a toda la gente negra, me percato que los soldados tienen la misma reacción de sorpresa al vernos a nosotros, algunos de ellos nos saludan con la mano, interpreto que es un convoy del ejercito francés que por lo que me dice el gasolinero colabora con el ejercito del país en tareas de control de las fronteras. Partimos hacia Tambacounda. A la salida de Kaolak esta el aeropuerto local al que decido hacer una visita y preguntar la posibilidad de venir en avioneta. Una de mis aficiones favoritas es volar en esos aparatos de un solo motor de pistones, de cuatro plazas, y mas concretamente en Cessna 172 . Me viene a la memoria el viaje que hicimos el año pasado volando desde Sabadell hasta Er Rachidia en Marruecos para sobrevolar las dunas del Erg Chebi. Uno de aquellos sueños que por fortuna se hacen realidad , habíamos cruzado el Erg varias veces en 4x4 y siempre especulaba con la posibilidad de volar por la zona. Es fascinante la perspectiva aérea, te permite abarcar lo que desde tierra es imposible. El punto de vista es tan diferente y las sensaciones tan emocionantes que el alma se nutre de ellas para quedar plena de satisfacción. Aquí en Senegal me imagino estas enormes llanuras verdes, inundadas en parte por los ríos, caudalosos en época de lluvias, en una imagen a vista de pájaro, a 200 Kms./h, con el sol bajo, arrancando destellos de las aguas mansas y plateadas. Pero solo es un sueño.... La carretera, según nos vamos alejando de Kaolak y nos adentramos en el interior del país, esta cada vez en peores condiciones, grandes socavones en el asfalto hacen que circulemos a una velocidad lenta, los camiones que vamos adelantando sufren lo indecible cuando cargados hasta los topes han de meter irremisiblemente las ruedas en esos agujeros que a veces tienen hasta 30 cms de profundidad. Llegamos a Tambacounda a la hora de comer y en la gasolinera de la entrada del pueblo llenamos de gas-oil, la idea es dormir en el parque Nacional de Niokolo Koba y hacer ruta por sus pistas al día siguiente. Comemos en un bar de comida rápida que esta junto a la gasolinera, de aire mas occidental que autóctono. Me llama la atención la cantidad de comercios que hay en este pueblo, calles enteras con tiendas de todo, de construcción efímera tipo chabola, solo la calle principal posee edificaciones de obra de una sola planta, en la que puedo ver, para mi sorpresa, un Ciber café. Pienso que este pueblo es el que abastece a la comarca de todo tipo de consumibles, dada la gran cantidad de comercios y la poca cantidad de viviendas. Efectivamente Tamba es la capital del Este del país y un importante cruce de carreteras de gente que va o viene de Mali, o que quiere visitar el parque nacional al que nos dirigimos. Continuamos camino por la Nacional 7 que cruza el Niokolo Koba y acaba en Kedougou un pueblecito centro del país Basari casi en la frontera con Guinea. La carretera asfaltada sigue con enormes agujeros transitada solo por camiones cargados a reventar. Una mujer con un cuenco en la cabeza y un niño andando por la carretera me motiva para parar y pedirle permiso por hacerles unas fotos, la mujer accede encantada, y después de la sesión fotográfica, le digo que se suba al coche que la llevaremos a ella, a su preciosa niña y al pesado cuenco lleno de mijo, donde vaya, confiada no duda en subirse al coche y 500 metros mas allá me dice que pare, su marido la está esperando, me bajo para saludar al hombre que me devuelve el saludo sin ningún tipo de reparo. Pienso en que la misma situación pero al revés, en Europa, no se hubiese producido jamás. Llegamos a Dar Salam pueblo donde se encuentra la entrada al Niokolo Koba. En la oficina del parque me dicen que es imprescindible contratar un guía local al que me presentan en ese momento. El muchacho solo habla francés y yo preferiría comunicarme en inglés, les pido que me cambien el guía pero me dicen que es el único disponible, el chico parece muy formal y pone cara de circunstancias, decido que vendrá con nosotros y practicaremos de primera mano el idioma que estudié hace tantos años en el instituto. Pago las tasas para poder visitar el parque, Mauro, que así se llama el guía se sienta con los niños en el asiento trasero, son las seis menos cuarto hora local, y nos dirigimos hacia el interior del parque nacional, por una pista de tierra que nos ha de llevar en 35 Kms. al Hotel-Campamento Simenti centro de safaris por el Niokolo Koba.
13. Estamos atascados, el coche no se mueve, muy inclinado sobre el lado izquierdo el agua llega a la altura de la puerta.Descargamos el maletero es increíble la cantidad de cosas que llevamos, tengo la vaga esperanza que esto produzca efecto.Pruebo de nuevo sin resultado, no se me ocurre nada, los móviles no tienen cobertura y el poblado mas cercano esta a 40 Km. Mauro me pide el gato y dice que tenemos que levantar el coche y calzarlo, yo no lo veo posible hay mas de medio metro de agua y el terreno es puro barro.De todas maneras lo intentamos, nos metemos en el agua turbia y fangosa que nos llega por encima de las rodillas, pienso en serpientes, víboras y sanguijuelas. Una vez ley que hay unos insectos que viven en las charcas, que se introd ucen por el ano del intrépido explorador devorándole muy lentamente el intestino entre espantosos dolores de barriga... Al fin se me ocurre hacer un poco de zanja en el suelo y comprobar si corre el agua, en un desesperado intento de vaciar el gran charco que atrapa nuestro vehículo.Efectivamente el agua se desliza lentamente, a mayor profundidad de la zanja más velocidad del agua. Nos turnamos para hacer la zanja mas ancha y mas profunda, nos alegra comprobar que la altura del agua va descendiendo poco a poco.Ahora si podemos colocar el gato bajo el chasis, y ayudándonos de la rueda de recambio para apoyarlo y las piedras que Encarna y los niños no paran de traer, conseguimos ir calzando las ruedas hasta poner el coche casi horizontal.Es el momento de probar de nuevo, y de un golpe de gas consigo colocar de nuevo el coche en la pista. Todos nos felicitamos han sido 4 horas de duro trabajo que han tenido su fruto. Aprovechamos para sacar las sillas y hacer un picnic, abrimos una botella de vino para celebrar el resultado de nuestro esfuerzo, hasta los niños brindan con agua, es un momento entrañable para todos.De nuevo circulamos, grandes termiteros decoran el paisaje, una nueva familia de papiones se cruza en nuestro camino, son curiosos y precavidos, todos disfrutamos de estos momentos.Por fin salimos a la carretera asfaltada giramos a la derecha y nos dirigimos hacia Kedougou capital del País BasariUna tormenta nos acompaña todo el camino, y cuando llegamos al poblado es de noche y por fin ha de dejado de llover.Mauro nos dirige hacia un campamento-hotel que el conoce.Las habitaciones son chozas al estilo de aquí, redondas de paredes de obra y el techo cónico de paja, con aseo y ducha.El comedor es una gran carpa agradable y muy típica, creo que estaremos bien aquí, solo las camas son un poco blandas y de dormir incomodo.Mauro se quedará con nosotros mientras estemos en esta parte del país, mañana nos llevará a visitar un poblado Bedick.
14. Nos levantamos temprano y esta chispeando, Mauro dice que tenemos que comprar regalos para la gente del poblado que vamos a visitar.Después de desayunar pasamos por el centro de Kedougou, una plaza sin asfaltar, donde un pequeño mercado hace las veces de centro comercial del pueblo.Mientras Mauro va a comprar los regalos nosotros nos acercamos a un comercio de víveres a comprar algunas latas. El día empieza a aclarar el sol calienta y el ambiente es agradable. La pista por la que circulamos es amplia con mucho bache, según nos vamos alejando del pueblo va escaseando la gente que camina por ella, un rebaño de vacas nos corta el paso, son vacas típicas de estas latitudes con una especie de joroba en la parte alta del cuello y unos cuernos muy largos, aprovecho para bajarme y hacerme unas fotos estúpidas junto a ellas, no creo que sea peligroso, pero como animal urbano que soy, me cuesta relacionarme con los animales del campo, y desconozco hasta que punto me aceptaran entre ellas..Por fin giramos a la derecha por una pista secundaria y en un par de kilómetros dejamos el coche junto a unas chozas, unos niños juegan balanceándose de un neumático atado en la rama de un árbol.Aquí empieza el camino que Mauro dice acaba en una aldea Bedick después de andar unos 40 minutos.El camino es de subida y enseguida el ambiente calido y húmedo nos hace sudar. Una parada para recuperar el resuello y observar la vista que queda a nuestras espaldas. Otro tirón y ya estamos en la parte alta de la montaña unos maizales nos indican que estamos llegando al poblado.Un hombre mayor sentado en la puerta de su casa junto a una niña se lleva las primeras fotos enseguida se acercan tres mujeres y un hombre, nuestro guía sale a su encuentro. Después de los primeros saludos los regalos, Mauro nos explica que es la esposa del jefe que ha venido a darnos la bienvenida, al poco nos vienen a ver 3 mujeres mas que con el niño a la espalda van al cuidado de unas cuantas cabras.Esto es lo que se llama un auténtico poblado africano, los niños nos acompañan a donde vamos en nuestro paseo de visita alrededor del pueblo el jefe no esta y su mujer nos ha dicho que lo esperemos. Nos instalamos a la sombra de unas construcciones de paja que agradecemos porque el sol calienta de veras. El jefe no viene y decidimos marchar, llevamos mas de una hora esperando y Encarna se esta poniendo de los nervios debido al calor y a las moscas que no paran de saludarnos. Volvemos a Kedougou, mañana iremos a un poblado Basari
15. Llegamos al poblado después de muchos kilómetros de pista, 70 creo recordar, me sorprende que a diferencia del de ayer, aquí no hay casi nadie al parecer todo el mundo esta en el campo trabajando y pienso que es este un buen lugar para vivir, en la base de una colina, por encima del extenso valle. Un lugar donde un nuevo día no es más que otra jornada, donde la vida se acepta con la simplicidad que se presenta, donde se percibe el olor de África, ese impreciso aroma entre flores y estiércol.Veo una mujer trabajando en el campo. Le pregunto a Mauro por su familia, él me dice que es una madre.No entiendo lo que quiere decir y me explica que su familia es toda la gente del poblado y que ella es simplemente una madre, empiezo a entender que el concepto de familia es radicalmente diferente del nuestro